miércoles, 30 de septiembre de 2009

Los marxistas (VI): Los banqueros han matado a Kenny...

Lo que sigue al título me lo ahorro por decoro, pero si habeis visto South Park seguro que sabeis a lo que me refiero. En esta nueva entrega de los marxistas, que son aquellos que siguen la máxima de Groucho Marx que decía "estos son mis principios y si no le gustan tengo otros", vamos a hablar un poco de economía, o de los que mandan en la economía.

Y, entrando en materia, tengo que reconocerlo: Francisco González (en de la cara de mandar) es un crack. Nombrado presidente de la banca pública Argentaria en 1996, cuando en 1999 se produjo la fusión-absorción de Argentaria por parte del BBV (que ya provenía de la fusión de Banco de Bilbao y Banco de Vizcaya) fue nombrado presidente del nuevo banco, en una operación sin precedentes, en la que el presidente de la entidad pequeña preside el banco grande.

No contento con eso, y a pocos días de su 65 cumpleaños, acuerda con su consejo de administración la ampliación de la edad de su jubilación hasta los 70 años, pero claro, el que se postulaba como nuevo presidente, el hasta ayer consejero delegado José Ignacio Goirigolzarri (en la foto, el de la cara de tonto), se quedaba sin caramelo. ¿Cuál es la solución encontrada?

Una prejubilación. Como suena. Así que, mientras por una parte se aumenta la edad de jubilación del presidente del banco, se prejubila al consejero delegado a los 55 años, y con una pensión que ya la quisiera yo para mí o incluso para repartir entre varios: 3 M€ anuales.

Así, el que era número 3 del BBVA, Ángel Cano (el que no sabe donde poner las manos), y que como González viene de Argentaria, sube un peldaño en el escalafón, con lo que el señor González se asegura la sucesión y lo deja todo atado y bien atado (¿a qué me recordará esto?, ¿tendrá González una luz encendida siempre en su casa?), manteniendo la preeminencia de los directivos de Argentaria sobre los del BBV.

La desvergüenza de estos señores no tiene límite. Mientras con una mano piden, con la otra se lo reparten, y los demás el culo porque a los señores no se les ocurría otra cosa que especular con nuestro dinero para ser cada vez más ricos. Y como premio, y este es un ejemplo más, jubilaciones de oro a las que la CEOE supongo que no pondrá ninguna pega, porque para eso es de los nuestros.

Mientras, para el currante se pide que se recorten los derechos laborales, el abaratamiento del despido y se nos echa la culpa de la crisis económica. Se corta el crédito al consumo y a las PYME's y autónomos y todos a apretar el culo.

Hoy mismo, Rajoy le ha preguntado a Zapatero en el congreso que qué pensaría si en una empresa privada, el director financiero se equivocara en su previsión de ingresos en 40.000 M€ al realizar el presupuesto. Yo le puedo contestar parcialmente: si trabajara en la banca privada, se llevaría un bono por objetivos y se jubilaría a precio de oro.

No quiero dejar de recordar al marxista entre marxistas, el presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, que ayer se asombraba de que en este país no dimitía nadie. Una cosa es predicar y otra dar trigo, pero aunque Fabra sabe predicar y sabe lo que es el trigo, es más dado a quedárselo que a darlo.

1 comentario:

El que apaga las subestaciones dijo...

¡HIJOS DE PUTA!

Te ha faltado poner que pese al dinero perdido (en conjunto) por la banca, han aumentado los sueldos de los directivos de banca. Eso sí, menguando el variable ligado a resultados para aumentar el salario fijo.

Mientras todos andábamos diciendo chorradas a propósito de la moda de las niñas del capataz del cortijo, nadie se ha ocupado de preguntar cuándo se va a imponer en España la política salarial que los del G-20 han decidido aplicar a los altos ejecutivos de banca: Disminución de los bonos ligados a "productividad".

Y sí es cierto que la culpa de la crisis la tenemos nosotros. De la crisis de no poder tener casa, claro. Si desde 1999, cuando empezó la escalada de precios del ladrillo, el personal se hubiese plantado y se hubiese negado a comprar / alquilar a un precio ridículamente abusivo, otro gallo nos cantaría.

Yo no quise pagar un 50% más por un piso nuevo a 300 metros del mío. Y nunca he tenido que preocuparme por la subida del "jorriborl". Disminución del riesgo. Minoración del pago indebido a terceros. Tranquilidad total. Dinero para usos alternativos.

Si no me da por reformar, algún año de estos terminaré de pagar la hipoteca y empezaré a pensar en si necesito trabajar para otro por cuatro duros o prefiero trabajar por mi cuenta o en otra cosa o menos de 8 horas. El futuro está lleno de oportunidades.